El METRO de Madrid es una institución de esta ciudad, es un metropolitano famoso, es centenario y da servicio a más de 560 millones de viajeros al año, eso sí ha perdido 40 millones de viajeros respecto de 2012. Tiene un pequeño inconveniente, desde hace unos años lo dirigen unas personas más ocupadas en averiarlo que en mejorarlo.
Las últimas ampliaciones, sin mucho análisis económico detrás para acometerlas, dan buena cuenta de lo que decimos. Sin olvidar que algunas de las realizaciones más importantes han sido financiadas por la Unión Europea a través de los fondos FEDER, por mucho que a algunos les cueste reconocerlo. Sin olvidar esas inversiones para aprovechar la energía geotérmica que no han continuado en el tiempo, quizá por falta de rentabilidad.
Pero llega un momento en que los errores y lo estrafalario no pueden ser ignorados por más tiempo. El bombo y el platillo pueden ocultar algunas cosas, pero no todo. No es posible seguir pasando por encima de lo impropio y de lo insostenible.
La presidenta de la Comunidad de Madrid, como si fuera por miedo a las consecuencias, anunció de tapadillo que la línea 1 del METRO de Madrid se cerraría entre mayo y septiembre para poder mejorar y modernizar el túnel. Una obra que es razonable, incluso exigible, pero que sorprende su anuncio a medianoche y eso que es una inversión de 70 millones de euros.
Lo más delicado es que, a diferencia de todas las ocasiones en que METRO de Madrid ha hecho obras, la sustitución del servicio mediante autobuses no se le va a encargar a la EMT. Es algo lamentable. Parece que la Comunidad de Madrid quiere dañar a los madrileños porque su Ayuntamiento no lo gobiernan los “mismos”.
Por cierto, METRO de Madrid es la compañía que pide a sus trabajadores que renuncien al derecho de huelga. Ya ven, una empresa y una comunidad autónoma muy democráticas.